Episodio 1: Jueves, 20h10, Karlsruhe, camino a casa.
Voy con mi bicicleta por el lado izquierdo de la acera (el derecho es para peatones). Veo una muchacha delante de mí que va muy lento y decido pasarla por la derecha, lo cual es incorrecto por dos razones: la primera, no se pasa a nadie por la derecha y la segunda, estaría andando con la bici por la vía de peatones. Sin embargo, lo hago. Cuando estamos a un metro de distancia, ella decide cruzar a la derecha. Resultado: las dos debemos frenar en seco y pararnos. Momento de analizar la situación: ella hizo mal en no estirar su brazo derecho para avisar que iba a cruzar a la derecha, que aquí es casi tan obligatorio como el cinturón de seguridad y se lo enseñan a los niños antes de que aprendan a no caerse, por otra parte, yo hice mal, ya sabemos por qué. Reacción: verla, sonreir y luego reirme con ella. Su reacción: verme, devolverme la sonrisa y reirse conmigo. Me despido con un amigable Tschuß, ella se despide con un amigable Tschuß.
Episodio 2: Viernes, 17h40, Freiburg, camino a la estación.
Se repite el episodio pero esta vez yo soy la muchacha que va lento y alguien detrás de mí viene tan apurado que opta por adelantarme como yo lo hice ayer. De nuevo, ella no debió hacer eso y yo debí estirar mi brazo derecho para avisar que iba a cruzar. Momento de analizar la situación: yo me reí por mi experiencia de ayer y la otra persona, pues no sé qué fue lo que pensó. Su reacción: insultarme en alemán mientras se montaba de nuevo en su bicicleta y retomaba su camino. Mi reacción: responderle un “BLABLABLABLA” (ya que no sé qué fue lo que dijo).
Moraleja (si es que hay alguna, o alguien la pide): para sobrevivir en Alemania puedes; comprender a los estresados y reirte de situaciones como éstas, o ser una estresada y no reirte de nada.
Voy con mi bicicleta por el lado izquierdo de la acera (el derecho es para peatones). Veo una muchacha delante de mí que va muy lento y decido pasarla por la derecha, lo cual es incorrecto por dos razones: la primera, no se pasa a nadie por la derecha y la segunda, estaría andando con la bici por la vía de peatones. Sin embargo, lo hago. Cuando estamos a un metro de distancia, ella decide cruzar a la derecha. Resultado: las dos debemos frenar en seco y pararnos. Momento de analizar la situación: ella hizo mal en no estirar su brazo derecho para avisar que iba a cruzar a la derecha, que aquí es casi tan obligatorio como el cinturón de seguridad y se lo enseñan a los niños antes de que aprendan a no caerse, por otra parte, yo hice mal, ya sabemos por qué. Reacción: verla, sonreir y luego reirme con ella. Su reacción: verme, devolverme la sonrisa y reirse conmigo. Me despido con un amigable Tschuß, ella se despide con un amigable Tschuß.
Episodio 2: Viernes, 17h40, Freiburg, camino a la estación.
Se repite el episodio pero esta vez yo soy la muchacha que va lento y alguien detrás de mí viene tan apurado que opta por adelantarme como yo lo hice ayer. De nuevo, ella no debió hacer eso y yo debí estirar mi brazo derecho para avisar que iba a cruzar. Momento de analizar la situación: yo me reí por mi experiencia de ayer y la otra persona, pues no sé qué fue lo que pensó. Su reacción: insultarme en alemán mientras se montaba de nuevo en su bicicleta y retomaba su camino. Mi reacción: responderle un “BLABLABLABLA” (ya que no sé qué fue lo que dijo).
Moraleja (si es que hay alguna, o alguien la pide): para sobrevivir en Alemania puedes; comprender a los estresados y reirte de situaciones como éstas, o ser una estresada y no reirte de nada.
2 comentarios:
Jajajajajaja!
Yo elegiría comprender a los estresados y reirte de situaciones como ésas... porque ser un(a) estresado(a) (como algunos de ellos) y no reirte de nada, em muy aburrido!!!
Asi que no espero que ni tu ni el Juancito escojan nunca la segunda opción.
Y bueno, chaito! =D
Los extraño y los quiero requetemucho!
"La" Coquito. (jejejeje!)
Qué auspicioso debe ser poder vivir en un país con canales para ciclistas y peatones, a pesar del estrés germanoparlante.
Aquí, de este lado del charco, por sobre canes callejeros, peatones y ciclistas, circulan Hummers.
Minúscula anécdota: esta noche ví, por primera vez en mi vida, una tierna Hummer blanca fungiendo de carroza nupcial, en cierta urbanización subclase media venida, cada vez más, a menos.
Debemos blindar nuestro criterio versus la cutrez ajena.
Eso y cultivar nuestro repertorio de insultos multilingües.
La sonrisa es, en estricto orden alfabético, opcional y portátil.
Abrazo sartreano, JML.
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